Hay una pregunta cuya respuesta es fundamental para cambiar radicalmente nuestra forma de vivir, una pregunta que salta a la palestra enunciada de diferente manera, pero al final, casi siempre se expresa, tal vez así:
¿Puedo yo desencadenar una enfermedad a través de mi pensamiento y actitud?
La respuesta definitiva es: ¡Sí! Y un sí, del tamaño del planeta, ya que las Neurociencias en sus múltiples estudios e investigaciones en cuanto al cerebro y cómo éste influye en la orquesta de nuestro organismo, nos ha demostrado que cada pensamiento tiene un impacto químico que se traduce en la producción de determinadas hormonas, sean estas de estrés, relajación, felicidad o lo peor vivir en estado de alerta producto de dicha actividad hormonal.
La pregunta que casi siempre le sigue es: ¿Y cómo un pensamiento puede influir en la secreción de una hormona? pues, muy sencillo,lo primero que debemos saber es que nuestro organismo está dotado para defendernos, protegernos y sanarnos y que no ocurre nada en cada uno de nuestros sistemas que el otro no sepa, ya que existe una comunicación bidireccional entre ellos.
Es decir, no hay nada que pase en mi cerebro (Sistema Nervioso Central) que mi sistema endocrino no sepa y a través de las glándulas responda y desencadena una respuesta bien sea de defensa, ataque o pasividad.
Todo ese caudal químico (producto de un pensamiento) viaja a través de mi torrente sanguíneo convertido en determinada hormona, es por ello que dependiendo de lo que piense el viaje lo hará una hormona que me estresa, me asusta o una que me relaja.
En conclusión, el estrés si no se gestiona adecuadamente puede desencadenar y producir enfermedades de alto riesgo como el cáncer, por mencionar una de muchas. Reconocer lo que puedes cambiar, lo que está en tus manos y lo que no, es fundamental; Cuando reconoces la causa y asumes lo que está en tus manos hacer, sigue un hilo que desencadena no solo en la sanación o curación (depende de la actitud esta diferencia), sino una serie de eventos que podrían dar un vuelco a la situación ya que a través de la física y química cerebral y el trabajo acoplado de tus sistemas Inmune, Nervioso Central y Endocrino, se puede afirmar que la calidad de tus pensamientos propicia un determinado estado de ánimo y por ende una forma de vivir.
En vista de esta realidad, lo importante es reconocer dos cosas: el poder del pensamiento en nuestra vida y la responsabilidad que tenemos en la forma de asumir las circunstancias. Mientras tengamos vida, tenemos todas las posibilidades de crear nuestra realidad, ¿Cómo? Imaginando y trabajando por ella, pensando en ella cada día desde lo positivo y por ende desde lo posible y ésta, se materializa. ¿Que cuesta,es difícil? sí, nadie dijo que es fácil, tal vez cada cierto tiempo debes evaluar los caminos y métodos que estás utilizando y cambiar algo, ya que un objetivo tiene múltiples rutas y formas de ser logrado, probablemente no estés usando el más práctico o más rápido.
La vida es un camino que solo nosotros decidimos cómo transitar, si viendo el colorido del paisaje o pensando que en cualquier momento lloverá.
Creer... es crear, y el creer es fe, traducida en la seguridad de que llegará, porque hay congruencia en lo que piensas con lo que haces, trabajas cada día para lograrlo, sentirte cada vez mejor y porque sencillamente... te lo mereces!
L Clarke H
Trainer en PNL/ Esp. en Psiconeuroinmunología
Facilitadora de Procesos de Cambio


