En mis disertaciones con los padres y familias de los niños o en las sesiones de trabajo,talleres y Conferencias, hay algo que no me canso de repetir...podemos educar las emociones, (tarea nada sencilla) pero no imposible, algunos lo logramos ya bien adultos dado que en la niñez no nos hicieron ver el aspecto inconveniente y desolador que es permanecer en un estado de ánimo que a la larga,nos puede llevar a deprimir o a descompensar.
Cuando analizamos el mecanismo de la rabia...la ira, podemos ver el recorrido de una línea fácilmente imaginable donde ese estado nos lleva a un pico elevado y cuando ya hemos invertido gran parte de la energía vital que se ha escapado al expresar esa rabia de forma desmedida se acerca una sensación de calma "química" que nos lleva a determinar que tal vez fue un exceso, o simplemente no merecía tanto "torrente emocional" de nuestra parte, simplemente con habernos detenido y actuar en justa medida y canalizar esa emoción es una inversión más sana que el desbordarse...
Eso es educable, es entrenable y el proceso ocurre de igual manera en el niño y en el adulto, la diferencia radica en que el niño lo esquematiza, no lo define, pero...lo siente igual y a veces vemos al niño respirar a jadeo luego de resolver un conflicto con un amiguito de forma no verbal...
Si educamos a ese niño,si logramos que reconozca su emoción, que la asuma y la exprese pero sin invertir toda su energía vital en ello,habremos dado un primer paso; algunos llegan a ese primer paso...siendo adultos y no es lo ideal.
Como siempre afirmo, todos padecemos alguna vez de todos los estados de ánimo, pero también somos capaces de cambiar y modificar el mismo. El ser humano tiene la gran capacidad (y a veces nos empeñamos en no verla) de parecernos a un radio...tenemos diversidad de emisoras a gusto para escoger, tenemos la emisora "alegría", la emisora "tristeza”, la emisora "depresión" ,insatisfacción", "negatividad" y así...pare de contar, no es sencillo cambiar un día que se inicia de la peor manera...pero tampoco es imposible, tal vez el secreto está en probar "cambiar el canal" y tener la absoluta y total voluntad de vivir el "ahora" y disfrutar lo que sigue,no es sencillo...pero es posible.
Debemos aportar herramientas a nuestros niños a fin de que no arrastren esa inadecuada expresión de emociones desde la niñez hasta la edad adulta, tenemos niños muy inteligentes y la naturaleza del niño está casada con la inteligencia y eso se traduce en capacidad de adaptación a cualquier situación,ellos tienen el potencial, vamos a mostrarles qué tanto pueden aprender desde la edad más temprana...y plagar el mundo de adultos más felices!
L Clarke H
Master Trainer en Programación Neurolinguística.
Psicopedagóga.

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